El ladrido de una gata persa

Una cosa quería decirle yo a usted, amigo, si es que todavía puede una llamarle así.

Cuando comenzó el final ya había usted interpuesto en nuestras vidas, no solo vallas de circuito, sino muros más altos que el de Berlin.

¿Y será tan vago su recuerdo que apenas percibe dónde se cayó usted por primera vez? Recuerde, amigo, recuerde y entenderá que el batir del ala de una mariposa en Tokio es causa más que justificada de mi incipiente derrota interior dando así, por finalizados, años después, los términos de nuestro acuerdo amoroso.

"Apareció usted en mi vida, y yo en la suya"
«O viceversa».

No obstante, amigo, no se apene usted, por esta incontinencia verbal que le atañe, pues verá, en el transcurso de mi vida, irremediablemente su imagen ha permanecido grabada en mi sien debido a esta prodigiosa memoria que bien me conoce, desde las primeras flores amarillas del desayuno hasta las noches de tortilla y almohada; y debo decir a su favor, que en cada uno de mis prominentes recuerdos, solo le veo a usted sonriente y repleto de brillo en los ojos y me gustaría, en caso de ser pertinente y si fuera posible, pedirle que continúe siendo así ahora.

No es justicia, sino karma, amigo mío, lo que también yo he padecido, que durante años me partió los huesos de las piernas evitándome caminar y por mi cabezonería supongo, me predispuse al arrastre entre zarzas, y que sangrando las heridas, caí al mar, me hundí en sus profundidades y aprendí sin piernas, con las mismas pocas ganas que llevo dentro ahora, a nadar.

"No es sobre forzar la felicidad, se trata sobre no dejar ganar a la tristeza."
«No es sobre forzar la felicidad, se trata sobre no dejar ganar a la tristeza.»

 

¿Podrá usted comprender entonces que sus hazañas y mis hazañas duelen por igual?

¿Podrá percatarse algún día, amigo mío, porque algún día espéromelo encontrar, que de las migajas de su vida no me puede culpar ni más ni menos de las que yo a usted por empezar a dar el corte en el pan?

Si en una noche cualqesquiera usted se llegase a percatar de la realidad aquí ocurrida y brevemente relatada, tendría conmigo la dicha más grande de saberle en paz, feliz, sonriente y repletos de brillo sus ojos porque entendería, finalmente, que el karma devolverá amor porque hubo amor de verdad.