De nuevo, tú.
De nuevo, tú.
De las pocas cosas que uno debería tener claro es que de Ella debes enamorarte una y mil veces.
«Y entonces me enamoré de ella,
de su talento, de su energía,
de su carácter, de su autenticidad
y sobre todo, de su manera de amar;
amar el amor y amar la vida.»
Esas historias medio soñadas que bailan en mi cabeza, que giran y giran como muñequitas de ballet, son la mejor/peor baza que existe para que uno sobrelleve la vida.
Ya sabes, esas cosas que no pienso demasiado. Como quedar contigo para comernos con los ojos. Y si eso, tomarnos un café.
La verdadera importancia de tomarse un café radica en que siempre, siempre, siempre genera una nueva oportunidad.
Por esos lugares a los que NO pertenezco.
Nunca una broma se sintió tan real.
Ocho felices años Rock‘n’rolleando mi vida.
TE QUIERO.
Escuchando estaba yo el ronroneo del Sr. Don Gato y me he acordado de una fotografía que me ha llevado a otra que a su vez me ha llevado a muchos kilómetros de aquí en un DeLorean.
Quizás parezca que no pero en aquel momento si la brisa soplaba me caía al suelo.
Mi piel estaba hecha con jirones que pegaba con música y tiritas. Tiritas del «Todo a 100«, claro; así que, ¿qué podía esperar yo de un cuerpo tan inestable?
Pero lo que esperaba llegó. El tiempo.
El que seca la arcilla blanda con la brisa de los días más fríos y para cuando acaba de moldearte tú ya te has endurecido.
En fin, que el tiempo vuela en avión y voy a coger el próximo vuelo. Ahora apunto al cielo.
Esas noches en las que todo es gris y decides dibujarte el alma.
Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo.
«Ese es, para mi, el rincón más feliz del mundo,
aquel en el que el día se vuelve lugar, y el lugar tiempo.»
– @MaríaNr_galicia –
Lunes.
Martes.
Miércoles.
Jueves.
Viernes.
Sábado.
Domingo.
El rincón más feliz del mundo.
….
Dicen que creer en algo con todas tus fuerzas construye el camino para que sea real.
Y yo, tras descubrir en carne propia que el mito de ave Fénix no era solo un cuento, me he convertido en una mujer de fe.
Yo creo que incluso en el infierno venden flores.
No he podido encontrar una instantánea que registre mejor esas 365 oportunidades con las que, durante un año, estaré jugando al escondite.
Noventa y ocho, noventa y nueve, cien. ¡Voy!
Feliz año.